No era nada ni era todo...
Eras tú solo el creador del problema. Un problema sin forma ni color...
Tú lo creaste en un instante y comenzaste a dar vueltas a su alrededor...
El instante fue constante en crear su propio arte; el de la insatisfacción y la vacilación...
No era nada, pero tú lo agrandaste y todo fue cogiendo altura y tu temperatura subió y subió y te dio la calentura de la duda esa, que anula la idea de lo que tiene y no tiene valor. No es precisamente en el todo, donde te puedes sentir cómodo, ni dónde debes estar, porque en las circunstancias de la vida, lo único que vale es solo la verdad. Lo demás puede esperar...
No hay que tener prisa en conseguirlo todo, porque la vida no es una carrera...
Más bien; tómate tiempo para transformar tu invierno en primavera, amando cada día un poco más...