A lo largo de su vida, no llegó nunca a entender lo que una sonrisa puede hacer..
Ensayó una y mil veces el gesto de la sonrisa, pero en la vida real ese ensayo no servía y comprendió, que lo natural y lo artificial actúan de forma distinta y uno no puede dar de lo que no siente...
Miró su mundo interior; un lugar sin alegría. Borró problemas y en su lugar colocó la ilusión e iluminó de color el gris de su corazón...
Sabiduría no tendría pero le quedaría la sonrisa verdadera, esa que nunca ensayó, la que el mundo necesita: la sonrisa del alma...
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