Siempre persiguiendo lejanías, siempre galopando tras el viento, con el cansancio a cuestas y las ilusiones al hombro...
Viajamos a lo imposible de los deseos y el ansia se asoma a nuestros ojos como una lengua de fuego...
Siempre estamos de camino, sin dejar tras nosotros nuestro rastro de lo humano y lo divino...
Somos huracanes, en el afán del día a día...
Entramos y salimos de la vida de los humanos, sin tener conciencia de los milagros de la existencia...
Porque, más de una vez nos hemos cruzado con personas milagro...Seres humanos, sentados en nuestro mismo tren, cuya vida es un pozo de incomprensión y sufrimiento, pero aún y así; nos ofrecen lo mejor que tienen: su sonrisa...
Como siempre perseguimos lejanías, no tenemos tiempo para recibir los regalos que nos da la vida...