Pocas veces volvemos a pasar por ese paisaje, dónde la mirada captó el horizonte, que permanecerá inalterable en la memoria. Sin embargo, lo nuestro es solo pasar sin ver el lugar y lo mismo nos sucede con las personas ,de las que no vemos al ser individual. El corazón no olvida lo que la mirada captó y nuestro ser intuyó. LLevamos en nosotros un cargamento de sensaciones y vayamos dónde vayamos, siempre nos acompañarán.
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