Era una persona dinámica y optimista pero la prisa se encargó de borrar su sonrisa y hasta perdió el don que tenía de hablar. Un día quiso usar la sonrisa y no la pudo encontrar, buscó su dinamismo y vio, que no podía correr. Se encontró con un amigo de la infancia, que le dijo: "Que bien te conservas" y el pensó: Que triste es solo conservarse.
La dinámica, el optimismo, la alegría y la sonrisa se vuelven a veces en los retos de la vida y si no los usamos caducan como flores marchitas, cuando hemos de renovarnos cada día y que aún viniendo lo que nos venga nada nos haga cambiar, para no sentir pasar los años.
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