En tu fondo personal hay la profundidad de un mar y su azul puede hacerte soñar. No te confundas con ese mar y la realidad. Sal de él de vez en cuando y comprueba, que no es soñando ni nadando dónde aprenderás a andar. Necesitas una playa para edificar un castillo de arena y ver cómo una ola se lo lleva. Compáralo con lo que sueñas y comprobarás, que lo que más necesitas es andar por las calles de los pueblos y la ciudad, porque es ahí dónde ver la realidad.
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