Imaginemos cruzar el desierto a lomos de un camello, o cruzarlo a pie y en solitario. La diferencia está en, que el camello nos lleva, pero nosotros solos, somos un grano más de la arena del desierto y el viento nos llevará. Quizás entonces pensemos en ese camello. Nos necesitamos, necesitamos a los otros y al camello, aunque él no necesite de nosotros...
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