Aunque todo esté por hacer y solo contemplemos la luz del amanecer, ya estamos haciendo lo mejor; para el alma y el cuerpo. Es en el amanecer cuando nos conectamos con el Universo y tomamos conciencia de los sonidos de la naturaleza, que se despierta. Lo que está por hacer, puede esperar pero esos instantes de paz los necesitamos para ponernos en movimiento.
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