Lo miró una y otra vez, le seducía y hasta diría, que lo amaba. Pero no, no podía amarlo. No pasaron dos días cuando ella entró en aquel local frío, donde estaba él y sin decir nada lo acarició y abriendo el bolso dijo: " Me lo quedo".
Ese amor no era de un ser humano, era el último modelo de coche y está claro, que ese amor no prosperó porque: no hablaba ni hacía el amor. Así que lo vendió.
A veces nos enamoramos de cosas y por mucho que sea su valor, no dan amor...
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