Si sales a la calle, corres el riesgo de no ser nadie y si te paseas junto al río corres el riesgo de sentir frío. Lo mejor es: caminar sin rumbo fijo para encontrarte con lo extraordinario de las sensaciones, que te son desconocidas.
Necesitas experimentar la presencia de un niño en tu vida y dejar que esa criatura sin miedo y sin prisa te regale su sonrisa.
Necesitas también usar un poco de osadía para volver al río y sumergirte en él aunque el agua esté fría. El resultado de este baño es fortalecer el cuerpo y la mente y de no ser nadie serás algo más, serás valiente, autosuficiente , con nota de sobresaliente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario