Quizás nos acordemos de nuestras primeras caídas de cuando eramos niños, donde nuestro llanto y dolor eran incomprendidos. El primer amor también nos hirió cuando lo perdimos y aun siendo dolor fue incomprendido incluso por los amigos. Sin embargo aprendimos, que también la sensibilidad puede herirnos. A lo largo de la vida el dolor nos llega por distintos caminos y sin poder evitarlo somos; incomprendidos...
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