Bajo la alta bóveda, la mirada no se cansa de contemplar lo que un pintor anónimo quiso plasmar. En las alas de la imaginacion podemos escuchar la cadencia musical del pincel, que es la sinfonía que el pintor llevaba en su interior. La música de nuestra vida está escondida , es personal y solo la escuchamos cuando usamos la sensibilidad. Quizás no podamos crear obras de arte, pero formamos parte de la orquesta del Universo, donde miles de pinceles crean el color; de ocasos y amaneceres...
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