Cae la noche y de puntillas se acercan los pensamientos y traen un saco lleno de ideas. Mientras el sueño nos puede, el pensamiento enciende su lámpara invisible y en este preciso momento en nuestra mente se enciende la alarma y el sueño y el pensamiento comienzan una batalla. Nosotros nos quedamos solos en la retaguardia. ¿Dormir o pensar?
Depende, de si tenemos ganas de dialogar con el problema de turno. Un modo de descansar, que resulta fatal porque: mañana seremos un problema añadido a otros problemas...
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