Tras el cristal el paisaje nos espera, pero no somos capaces de abrir la puerta y nos quedamos solo con el espejismo de la naturaleza, que no es lo mismo que el realismo. A menudo nos contentamos con lo que vemos, sin sentir la necesidad de vivirlo y anulamos lo mejor que tenemos: los sentidos. La indiferencia es la complacencia de vivir solo para nosotros mismos...
Tras el cristal de nuestra vida es donde más seguros estamos, pero si no arriesgamos no vivimos la plenitud de la vida...
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