Mientras vivimos, soñamos y más o menos nos dejamos llevar por esa máquina del pensamiento. Es tan natural eso de pensar, que no podemos evitarlo y lo que más pensamos es lo irreal. Nos construimos castillos de problemas inexistentes o sufrimientos muchas veces imaginarios.
Si nos adentramos en un camino de montaña intuiremos el latido de la naturaleza y veremos dos realidades distintas; la nuestra y la del paisaje, que nos rodea y esa otra realidad es: el agua del río que canta. Los árboles, que bailan moviendo sus ramas y estas son algunas de las realidades, que no oímos ni vemos.
Nos falta imaginacion para ver lo que no vemos y asimismo acercarnos aquello que está lejos...
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