Sus ojos eran, como cristales rotos, cómo dos palomas a punto de volar...
Cuando cogí sus manos entre las mías, las sentí frías. Sólo su sonrisa era como una caricia, esa con la que debió soñar en su corta edad...
Ese niño no se quien era, pero lo aprisione entre mis brazos y los dos rompimos a llorar...
Sentí los latidos de su corazón y el sintió los míos...
Cuando cogí sus manos entre las mías, las sentí frías. Sólo su sonrisa era como una caricia, esa con la que debió soñar en su corta edad...
Ese niño no se quien era, pero lo aprisione entre mis brazos y los dos rompimos a llorar...
Sentí los latidos de su corazón y el sintió los míos...
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