Al atardecer es cuando la luz y las sombras dibujas espejismos lejanos...
A lo lejos, tres siluetas inmóviles parecen estar esperándonos. No distinguimos sus rostros, pero sí podemos intuir que su gran altura no corresponde con los humanos...
La luz y la sombra se abrazan a esos seres de deslumbrante belleza...
Más tarde comprenderemos, que es la naturaleza la dadora de esa visión de extraña dimensión...
Tendemos nuestras manos para acariciar a esos seres estáticos, rocas cinceladas por la lluvia y el viento haciendo de ellas la copia perfecta de la raza humana...
La naturaleza siempre nos sorprende con la emoción de su arte, sólo comprendido por algunos ...
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