Dos miradas se cruzan y parecen estar en sintonía..
En ese instante mágico del amanecer, un ciervo contempla estático tu talla humana y él, que es un ser errático no está acostumbrado a esa otra mirada; la tuya. Y te sientes fascinado ante esos ojos cautelosos, donde el temor se adivina y es, que la mirada cuando es pura siempre cautiva...
Poco después el ciervo huye entre la verde espesura y tú querrías correr tras él...
Muchas miradas humanas se cruzan en nuestra vida...
Aunque somos animales racionales a veces tenemos miedo de vivir sensaciones y emociones...
Ese ciervo asustadizo podemos ser nosotros, que muchas veces huimos porque: quizás no estamos preparados para amar y ser amados...
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