Sus padres eran gente muy ocupada, así que cuando nació Alicia lo primero que pensaron fue en una guardería...
Alicia tiene un recuerdo muy nítido de las lasgas esperas, sentada en aquel banco de lustrosa madera, donde muchas veces se quedaba dormida...Aquella hora de la salida de clase no le daba ninguna alegría, sinó más bien un desencanto casi doloroso...Todos los padres llegaban puntuales y todo eran risas y abrazos...Y al poco rato aquella gran sala se quedaba vacía y fría...No había día en que no tuviera que esperar...
Después, a lo largo de la vida han habido otras esperas en diferentes escenarios...
Toda espera produce en nosotros sensación de impotencia y desánimo...
Todos esperamos algo, por eso el hombre vive inmerso en una angustia constante...
Uno jamás se acostumbra a esperar...Somos hijos de la prisa y del ahora...
Los niños son los mas vulmerables a las esperas, su fragilidad no está preparada para asimilar un retraso...
La propia vida nos enseña que el acto de esperar es un acopio de paciencia y que todo necesita de su tiempo...Ese tren que no acaba de llegar, ese hijo que esperamos, la jubilación...
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