Estamos en un laberinto, donde se nos promete una incógnita constante...
Vamos preparados ante lo imprevisible...
Al poco nos damos cuenta de que el silencio nos pesa demasiado y el desaliento se insinua descaradamente y a cada paso nos pesa más el cuerpo...
Sin duda nos hemos perdido, pero todo y así tenemos la suerte de llevar una bolsa con bocadillos variados,
agua y como no, toda clase de chuches...Y en el bolsillo llevamos la herramienta de salvación: el móvil, ese artilugio para casos de urgencia (y no urgencia)...Pero en el laberinto no hay cobertua...
Hay que buscar soluciones para nuestros miedos,soluciones para la soledad, soluciones para cuando nos perdemos a sabiendas de ello. El móvil puede ayudarnos pero muchas veces no nos dará una solución...
¿Cómo se las apañaba la gente de años atrás, cuando no existia el móvil...?
No hay comentarios:
Publicar un comentario