Lo que necesitamos...

Necesitamos caricias, sonrisas y abrazos que nos envuelvan. Necesitamos silencios, que nos comprendan. Palabras que nos curen, miradas que nos lleguen al alma...
Todo lo demás nos sobra aunque lo creamos imprescindible...
La verdadera felicidad está en: los detalles humanos y los gestos invisibles...

El viaje personal

Resulta curioso lo poco que sabemos de nosotros y lo mucho que sabemos de los otros...
Cuando cada mañana nos miramos al espejo, queremos ver en nosotros el reflejo de otros rostros, e incluso aceptamos, que los pensamientos no sean los nuestros...
Vamos dónde va uno y si va al río aunque haga frío, vamos detrás...
La indiferencia por nuestro modelo concreto es la pasividad, de no buscar la propia identidad, sino la mentira del modelo de otras vidas...
Eso de que somos exclusivos, nos puede defraudar...
Lo mejor es: saber en dónde estamos y adónde vamos en el viaje de la vida...

Universos

Sin darnos cuenta, creamos en nosotros nuevos y sorprendentes universos, sin embargo pocas veces llegamos al cielo deseado...
Nuestros universos siempre están muy lejos...
Vivimos sin vivir, sentimos sin sentir y no se trata tanto de crearnos universos, sino de buscar un sólo cielo...

Nuestra parcela

Todo empieza contemplando, admirando y deseando...
No nos conformamos con nuestra parcela, queremos la montaña entera y  cuando la tenemos la vendemos y ahí comenzamos la misma historia. Desear lo que no tenemos y lo queremos...

Alrededor

Dónde todo gira alrededor no encontramos el descanso. La paradoja es, que dónde mejor descansamos es entre los sonidos del hogar y de tan conocidos los tenemos como viejos amigos...
Da igual dónde nos dejemos caer para descansar, porque los sueños suelen llevarnos dónde queremos estar...

Algo de mi...

Yo fui la mimada de la familia, pero la vida me llevó a un vuelo imprevisible y perdí parte de mi cielo...
En ese viaje inesperado, sólo me llevé la alegría y el optimismo...

Vaciar la mente

Dejarse caer en el prado puede hacer, que nos olvidemos de lo complicados que podemos ser...
Hay que cerrar los ojos y vaciar la mente, para sólo sentir la caricia del viento. Lo mejor de esta aventura está en; podernos desprender de la coraza y cuando ya somos  cien por cien natural,  todo queda en suspenso, pero también  es el momento de plantearnos: si nuestra armadura habitual nos da cordura...