Cada día los mismos gestos, la misma sonrisa y la misma prisa. Todo nos impone a ser distintos y nos urge perdernos en el laberinto de lo que no somos y así vivimos: con los mismos gestos, la misma sonrisa y la misma prisa. Corremos el riesgo de no llegar a descubrir lo, que de verdad somos...
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