A lo largo del día ocurren muchas cosas y suerte tenemos de ese hilo invisible, que nos sostiene y hace posible que el corazón y la mente trabajen conjuntamente y den sentido al sinsentido. A veces nos viene una falsa idea y perdemos la entereza, lo que significa estar de malhumor e iniciamos una guerra en nuestro interior.
Sin embargo, llevamos en nosotros un paisaje muy extenso dónde refugiarnos y sin viajar podemos también refugiarnos en nuestro castillo interior, dejar de luchar y analizar la pequeñez, que sin duda somos todos. De hecho de poder, podemos aligerar la pesadez de la vida.
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