La lejanía es a veces tan lejana como los sueños soñados y siempre son nuestras manos las que buscan rozar lo lejano. Lo que está lejos, nos hace intuir que puede estar en esa manos que nos puede acariciar. La placidez de un lago, su hondura no nos podrá llenar. El horizonte inamovible, nos invita avanzar, en contraposición, la lejanía la ponemos nosotros cuando nos da miedo amar y nos negamos a dar el primer paso.
Todos somos lejanías de horizontes olvidados y buscamos una mano y ese lago de transparencia infinita y un horizonte, que se acerque a nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario