Anda plácidamente entre el ruido y la prisa y recuerda cuanta paz puede haber en el silencio.
Atrévete a contar tu propia historia y piensa que los demás también tienen su historia.
No te compares con nadie porque: siempre habrán personas más grandes y pequeñas que tú.
Alimenta al corazón para, que te proteja en la desgracia repentina, pero no te angusties con fantasías.
Recuerdate, que muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos; tú sigues siendo importante en la escalera de la vida...
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