Vivimos y nos movemos entre dos orillas, de manera que siempre hemos de adaptarnos a la vertiente que nos toca vivir y aunque lo ignoremos estamos adaptados para todos los cambios. El problema nos llega cuando no damos sentido a las vivencias de cada vertiente de nuestra vida y hay que tener en cuenta que: no siempre lo negativo es negativo, ni lo positivo es siempre positivo porque muchas vivencias las vemos como espejismos. La existencia nos lleva constantemente a dos orillas diferentes. Estoy hablando de las circunstancias de lo real de la vida y si a esto añadimos lo invisible que hay en nosotros ( y los otros) nos daremos cuenta de que en el día a día vamos de orilla a orilla sin vernos, ni ver a los otros...
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