Hay una sencillez que enamora en el amanecer, que es cuando los sentidos están suspendidos entre; el calor del hogar y los colores del exterior. Con el sueño en las pupilas, nuestra alma se despierta intuyendo maravillas y los sentidos son los testigos del milagro de la vida y si somos sensibles tendremos los deseos a flor de piel.
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