Hemos subido al desván para estar cerca del cielo y poderlo contemplar, pero lo primero que vemos es aquel avión de juguete, que nunca levantó el vuelo y una flor de papel, testigo de la sensibilidad que perdimos en algún lugar...
Ahora nos damos cuenta de la importancia de esas escaleras, que conduce al desván donde están los sueños, para recordarnos que fuimos pequeños...
Con manos temblorosas acariciamos al avión y sentimos no la emoción de volar, sino de estar dónde estamos hoy...
Es reconfortante comprobar lo fácil que puede ser recuperar la sensibilidad, sólo hace falta subir al desván, dónde los sueños están...
Ahora nos damos cuenta de la importancia de esas escaleras, que conduce al desván donde están los sueños, para recordarnos que fuimos pequeños...
Con manos temblorosas acariciamos al avión y sentimos no la emoción de volar, sino de estar dónde estamos hoy...
Es reconfortante comprobar lo fácil que puede ser recuperar la sensibilidad, sólo hace falta subir al desván, dónde los sueños están...
No hay comentarios:
Publicar un comentario