Un paseo en solitario al atardecer, es una forma de encontrarnos con nosotros mismos, para descender al vacío de nuestro abismo...
A medida que avanzamos por el camino, la calidez del diálogo anula nuestro frío...
Cada árbol nos conoce por el nombre, cada monte desde su altura, se admira de nuestra pequeñez y hasta la raya del horizonte tiembla de gozo cuando nos ve...
Sólo nosotros vamos absortos en el vacío sin darnos cuenta, que todo habla, que todo espera nuestra mirada emocionada...
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