La calidez de su manto se había humedecido de gotas de rocío y su cuerpo estaba envuelto por el frío...
Sus pies, acostumbrados a la dureza del camino, no entendían la prisa de ir campo a través...
Solo el corazón del hombre sabía lo que significaba aquella luz en la lejanía...
Era la cálida luz, que un día dejara y aún estaba encendida y lo esperaba...
Su corazón palpitaba de emoción ante aquella puerta entornada y tras ella: el amor...
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