Aunque nuestra idea sea concreta, siempre estamos fragmentados y muy lejos de la verdadera idea...
En una puesta de sol, los colores no nos llegan, sólo intentamos llegar al color de las ideas...
Contemplamos fríamente todos nuestros problemas, pero la calidez del atardecer rompe todos los esquemas...
Los sonidos nos llegan nítidos, pero incluso los sonidos nos llegan divididos, entre lo que oímos y sentimos. Esa idea, que tenemos se desvanece en el mar de la nada...
Intuimos la belleza, la rozamos, la admiramos, pero la idea nos dice, que sólo somos humanos fragmentados. Y es aquí donde fallamos, porque somos humanos y a la vez divinos...
Nuestro lado divino está en esa idea repleta de hondo sentido...
En una puesta de sol, los colores no nos llegan, sólo intentamos llegar al color de las ideas...
Contemplamos fríamente todos nuestros problemas, pero la calidez del atardecer rompe todos los esquemas...
Los sonidos nos llegan nítidos, pero incluso los sonidos nos llegan divididos, entre lo que oímos y sentimos. Esa idea, que tenemos se desvanece en el mar de la nada...
Intuimos la belleza, la rozamos, la admiramos, pero la idea nos dice, que sólo somos humanos fragmentados. Y es aquí donde fallamos, porque somos humanos y a la vez divinos...
Nuestro lado divino está en esa idea repleta de hondo sentido...
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