Bajo esa cúpula el tiempo se ha detenido y nuestra existencia cobra un nuevo sentido...
Somos los mudos testigos del milagro de la vida, contemplando el silencio de la fronda reverdecida...
Parece que la arboleda nos invita a dialogar y sin embargo, nos quedamos en suspenso contemplando ese cielo, que se asoma tímido...
Resulta sorprendente navegar en ese mar de azules y verdes...
Sin buscar, encontramos las lejanías perdidas de nuestra vida...
Las horas se deslizan mansamente y ese tiempo que creemos perdido llena constantemente nuestra mente...
Esa altura verde-azul, nos enseña una nueva asignatura :
Somos reyes destronados, pero príncipes entre la realeza de la naturaleza.
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