Todos somos una playa, dónde mil silencios son arrastrados por los mil sonidos de las mansas olas...
Somos la arena que, danza al compás de cualquier viento...
Las turbulencias de los acontecimientos nos sumergen mar adentro y nuestra personal playa, deja de ser lo que es, porque; sumergidos nos diluimos, para ser lo que todo el mundo es...
A veces, en la bonanza, conseguimos retornar a nuestro lugar o sea; a lo que siempre fuimos: una playa en el ancho mar de la existencia humana...
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