Tras la puerta del silencio, están las risas perdidas y las alegrías no vividas...
Como hemos puesto precio a todo, ahora la felicidad, cuesta cara y la risa es, un bien escaso...
Tras la puerta, la oscuridad se derrama...
Mejor encender la luz de nuestra alma y abrir de par en par esas ventanas que, en nuestro ser, llevan tiempo cerradas...
Y ahora, contempla lejanías olvidadas y siente muy dentro tuyo la caricia de la olvidada alegría y ella habrá de llevarte de: la sonrisa a la risa...
Todavía hay, soluciones gratuitas y la felicidad, es gratis...
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