Si nos paseamos por el desierto de la vida, podremos ver muchas hogueras encendidas, que ofrecen su calidez en las noches frías...
Todos tenemos en nuestra vida un extenso desierto, dónde el mayor peligro no está en perdernos, sino en no encontrar la calidez de los sentimientos...
Nuestra pequeña hoguera, aunque apenas es visible, crea un circulo invisible, dónde lo imposible puede ser posible...
Muchas hogueras del desierto de la vida se han apagado y otras aun tienen los rescoldos de un amor, largamente soñado, que nunca llegó...
Por eso nuestro fuego personal tiene que arder, para vivir sólo de amor...
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