En la casa había un desorden completo, pero el mismo desorden tenía la calidez y el encanto de un hogar muy vivido, donde la vida tenía un profundo sentido...
La risa conocía todas las estancias de la casa y hasta las palabras jamás se pronunciaban con altos y bajos...
La monotonía no tenía lugar en este hogar, porque cada día la mayor novedad era: vivir y amar...
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