A miles de kilómetros de los humanos y en la más completa soledad, un hombre sabio hurgaba en los misterios y en el tiempo que llevaba en aquel lugar, solo había descubierto su propio desierto, un lugar lleno de infelicidad...
Hasta que un día un niño le preguntó :
- ¿Jugamos?
- No sé jugar- respondió el sabio.
- ¿ Y reír, sabes?
Entonces ese hombre sin nombre comprendió, que a pesar de todos sus descubrimientos, no había descubierto la felicidad...
La felicidad existe, no hay que buscarla, solo tienes que desearla...
Hasta que un día un niño le preguntó :
- ¿Jugamos?
- No sé jugar- respondió el sabio.
- ¿ Y reír, sabes?
Entonces ese hombre sin nombre comprendió, que a pesar de todos sus descubrimientos, no había descubierto la felicidad...
La felicidad existe, no hay que buscarla, solo tienes que desearla...
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