En la catedral del alma, hay que andar con paso lento, respetando su silencio...
En la catedral del alma, no hay ladrillos ni cemento y en su penumbra se esconden todos nuestros sentimientos...
En la catedral del alma, la música es un mar en calma y el susurro de las olas van penetrando en nuestra alma...
En la catedral del alma, nadie ha podido entrar y tras su puerta cerrada está nuestro altar con toda nuestra historia, con sus derrotas y sus victorias...
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