Fuimos en busca de la luz y la luz estaba cada vez más lejos...
Palpamos las piedras del camino y en ellas tropezamos una y otra vez...
Rozamos con manos temblorosas las escasas flores y sin darnos cuenta, mil gotas de rocío se quedaron prendidos entre los dedos...
Eran gotas frías, con destellos de plata, que al contacto con nuestra piel se volvieron cálidas...
En nuestro mundo, los hombres tienen frío y necesitan de la calidez de otros hombres para deshacer el hielo de sus vidas...
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