En estos momentos estamos entre dos aguas, dos etapas: las evocaciones y la realidad...
Las evocaciones, según como pueden llevar a la melancolía, aunque también nos pueden ser de gran ayuda para afrontar con optimismo el cambio de estación...
La alegría se ha de renovar constantemente y de forma diferente en cada etapa de la vida...
Si estamos entre dos aguas, se corre el peligro de no estar a la altura de las circunstancias...
En esta nueva etapa, del cambio de estación, tenemos muchos interrogantes y certezas...
El verano nos lleva a las puertas del invierno y al milagro de estar donde estamos...
Ahora comienza: la monotonía del trabajo, el cansancio, la rutina del hogar, el reencuentro con los amigos, el hacer los deberes con los hijos...
El final del verano es: como un Año Nuevo, pero sin nieve ni árbol de Navidad...
Las evocaciones, según como pueden llevar a la melancolía, aunque también nos pueden ser de gran ayuda para afrontar con optimismo el cambio de estación...
La alegría se ha de renovar constantemente y de forma diferente en cada etapa de la vida...
Si estamos entre dos aguas, se corre el peligro de no estar a la altura de las circunstancias...
En esta nueva etapa, del cambio de estación, tenemos muchos interrogantes y certezas...
El verano nos lleva a las puertas del invierno y al milagro de estar donde estamos...
Ahora comienza: la monotonía del trabajo, el cansancio, la rutina del hogar, el reencuentro con los amigos, el hacer los deberes con los hijos...
El final del verano es: como un Año Nuevo, pero sin nieve ni árbol de Navidad...
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