Esperando el tren de media-tarde, nos dimos cuenta de que: la paciencia es un bien escaso y el silencio, nos hiere...
La espera es: desesperante, es en todas sus formas, un dilema difícil de asimilar...
La urgencia en todo, la ponemos nosotros y la mala cara también.Porque; lo que son los minutos y las horas, se ríen descaradamente de nosotros...
En una estación vacía, sin más horizonte que: las vías del tren, uno puede sentirse ridículo...
La impaciencia; exaspera, nos hace sentir fracasados...
Sin embargo, desde que nacimos hemos estado de una manera u otra esperando acontecimientos, personas o cosas...
Y sin darnos cuenta todo nos ha ido llegando: poco a poco y en el momento oportuno...
Esperando al tren de media-tarde o esperando algo en nuestra vida, no podemos tirar por la borda lo que: hemos repetido una y mil veces, a lo largo de la vida...
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