En una zona de la mente, allí donde se juntan los sueños y la realidad, existen horizontes que casi palpamos, lugares de insólita belleza, capaces de hacernos sentir sentimientos que, superan la humanidad que somos y nos dan la gloria de sentirnos: dioses...
En el azul del cosmos; nadamos, volamos, mientras una mansa lluvia de estrellas nos cubre con su manto...
Caemos, rodamos, nos enredamos con los planetas; mientras nos seduce el canto de las sirenas...
Somos dioses, sin dejar de ser humanos...
La realidad nos lleva abrir los ojos y comprobar que: en nuestro cielo personal, no hay estrellas...
La oscuridad total, nos cubre, mientras la densidad de nuestra imperfección, aletea en la mente...
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