Tú y nada más

Desde que se había comprado aquella casa adosada, su soledad se había adosado a las soledades de todos los vecinos...
Su vida, se había convertido en un circulo vicioso, en dónde todos, incluido él, estaban cortados con el mismo patrón...
Algunos de esos vecinos iban acompañados de sus perros, otros hacían el escaso deporte de: mirar el cielo...
En la soledad no hay palabras, aunque haya mucho que decir...
Cada uno, vive como quiere y como puede la propia soledad, aunque muchos ni quieren ni pueden acostumbrarse a ella...
Hay quien  no desea más compañía que la de ellos mismos, aunque también; muchas soledades son el resultado del egoísmo humano...