Demasiados argumentos...
Demasiadas palabras, para tu voz...
En los renglones torcidos, de todo cuanto has escrito, me gustaría saber; el verdadero sentido que das a ese montón de días que has vivido...
Demasiados argumentos, te han llevado siempre en vilo y has dejado tu alegría, por demasiados caminos...
Buscaste las estrellas de la noche, cuando en tus ojos mil estrellas de ilusiones ya brillaban...
En el silencio de, tu propio silencio: surgieron las palabras, demasiadas, para tu cansancio de peregrino...
Horizontes infinitos, buscaste con la mirada, sin darte cuenta de que: tu propia realidad es, la historia más bella, esa que jamás me contarás y que, seguramente no podré ni imaginar...
En las olas de tu mar, las cadencias de tu vida, deseo que: jamás te lleguen a defraudar...
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