En la vida real, al hombre le cuesta avanzar por los caminos y a duras penas puede soportar los cansancios de la rutina...
El caminante soporta impávido la lluvia y el sol....
En la vida real el hombre, huye de la lluvia, se resguarda bajo el paraguas...El sol le sirve como una herramienta de embellecimiento...
El caminante saborea el camino, goza con las estaciones del año, no tiene prisa...
En la vida real, al hombre le gustan los atajos para llegar a donde sea y cuanto antes, mejor..
El hombre corre riesgos sin necesidad.Le da igual caminar al borde de un abismo o sobre arenas movedizas...
A lo largo y ancho de la vida nos llueven toda clase de chaparrones....
Lo triste es que: no recordemos que hubieron "lluvias maravillosas" que podían haber cambiado nuestras vidas.
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