Nuestro pincel se embriagaba con los colores en un paisaje de lejanías estáticas...
Después de los años, aquellos colores fueron adoptando los tonos ocres del otoño...
En el gran lienzo se fue borrando la luz y han aparecido huecos oscuros, largos trechos solitarios y silencios.
Quisimos plasmar lo que nuestro corazón intuía...
Cada pincelada, era una palabra, era una mirada...
Al terminar aquel largo camino, dejamos vagar los ojos por los esbeltos chopos de verde desvaído...
Sin darnos cuenta, silenciamos nuestra voz y fue el silencio el que dejó nuestra obra inacabada...
Pintores no seremos, pero sí hombres, creadores de los paisajes de nuestra vida...
Después de los años, aquellos colores fueron adoptando los tonos ocres del otoño...
En el gran lienzo se fue borrando la luz y han aparecido huecos oscuros, largos trechos solitarios y silencios.
Quisimos plasmar lo que nuestro corazón intuía...
Cada pincelada, era una palabra, era una mirada...
Al terminar aquel largo camino, dejamos vagar los ojos por los esbeltos chopos de verde desvaído...
Sin darnos cuenta, silenciamos nuestra voz y fue el silencio el que dejó nuestra obra inacabada...
Pintores no seremos, pero sí hombres, creadores de los paisajes de nuestra vida...
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