Aunque pensemos que no podemos tenerlo todo, lo tenemos todo, en pequeñas o grandes dosis...
Las pequeñeces son las que más nos aportan la estabilidad en la vida...
A lo largo del camino, los paisajes se agrandan y los colores se expanden hasta lo infinito y mirando lejanías, nos olvidamos que, esa minúscula flor al borde el ,camino, contiene una belleza sublime...
Lo mismo sucede con las circunstancias de la vida, donde siempre vemos lo que perdemos o lo inalcanzable, cuando cerca de nosotros están los posibles ingredientes para alcanzar el gozo de la alegría...
Esas pequeñas cosas a las que damos escaso valor, contienen el lenguaje de lo sorprendente, lo único capaz de hacernos vivir en plenitud...
La sensibilidad, ha dejado de ser lo que es, al querer abarcar la grandeza de múltiples lejanías en los inconmensurables paisajes de la vida y aunque esos paisajes sean de gran belleza, son puntos lejanos e inalcanzables...
Hemos crecido demasiado aprisa, hemos querido ser hombres antes de tiempo...En la mente tenemos demasiada información y teniéndolo todo, no tenemos nada que, nos pueda sorprender...
Esa semilla escondida que habita en nuestro ser, reclama que la dejemos crecer y florecer y mientras la guardamos, nos olvidamos de la gran maravilla que atesoramos, porque: su pequeñez no nos seduce...
Como podéis ver, la pequeñez tiene una gran importancia en nuestras vidas, ella nos conduce a la alegría de ser nosotros y ver lo que otros no ven...