Los árboles son el más claro ejemplo de: la eterna juventud. Nos superan en edad, viviendo sólo del aire, la luz, la lluvia y la tierra creciendo por fuera y por dentro, buscando siempre las lejanías del cielo...
La eterna juventud habita en la naturaleza e incluso nos enseña a renovarnos continuamente, igual que ella...
La humanidad ha envejecido, porque no hemos sabido crecer, no sólo en los días de nuestras vidas, sino en las estaciones de la vida...
Nuestras raíces son las eternas olvidadas y necesitan del abono del amor y el amor rejuvenece y embellece...
La eterna juventud la llevamos con nosotros, no necesita de grandes cuidados...
Hay que poner emoción en amar, dejarse empapar por todas las lluvias y abonar la tierra de nuestra alma...
Crear en el pensamiento, nuestro mejor argumento de; optimismo y alegría...
La eterna juventud habita en la naturaleza e incluso nos enseña a renovarnos continuamente, igual que ella...
La humanidad ha envejecido, porque no hemos sabido crecer, no sólo en los días de nuestras vidas, sino en las estaciones de la vida...
Nuestras raíces son las eternas olvidadas y necesitan del abono del amor y el amor rejuvenece y embellece...
La eterna juventud la llevamos con nosotros, no necesita de grandes cuidados...
Hay que poner emoción en amar, dejarse empapar por todas las lluvias y abonar la tierra de nuestra alma...
Crear en el pensamiento, nuestro mejor argumento de; optimismo y alegría...