La rutina nos enseña el arte de saber hacerlo todo e improvisar en cuestión de segundos...
El hogar es nuestra mejor escuela con toda clase de asignaturas, entre la que destaca la gramática, o sea las conexiones con los que nos rodean: las palabras...
En el hogar se aprende a ser: electricista, pintor, contable, cocinero, cuidador de niños y de perros...
El día a día en el hogar, no suele ser un camino de rosas y hablando de rosas un ejemplo bastante visual son mis plantas, que se mueren si yo no las riego o cuando las riego los demás las riegan veinte veces, o sea: se mueren...
En el hogar, tienes que estar en todo...
Como ya estaba harta de no acordarme ni del día que era decidí la solución de la libreta y ahí en esa cuadrícula un poco ridícula (mejor que no se entere nadie) e ido anotando la salud de mis plantas; unas muertas por sequía y otras ahogadas por demasiada agua, tengo también anotadas recetas ecológicas de limpieza...
Pues bien, esa libreta va conmigo por toda la casa y yo estaba muy orgullosa de sus buenos resultados, hasta que el otro día me dio una sorpresa mayúscula...
Lo último en escribir había sido un menú de lo más original (de esos que no se comen, sólo se miran) y leyéndolo bien (lo leí diez veces) me di cuenta que lo había sazonado todo con mis ideas y pensamientos de este blog, o sea: los sentimientos estaban al lado de las zanahorias...
Suerte tengo del optimismo y de vosotros...