Aunque a veces caminamos sin el sentido de la orientación, la verdad es que; avanzamos igualmente...
Nuestra propia fuerza, nos empuja hacia lo imprevisible y hasta las palabras se nos derraman con la fuerza de un torrente...
En realidad, siempre nos puede el fuego incandescente que, habita en nuestro ser...
No nos importa tanto el camino, ni el paisaje que cruzamos, solo la idea fija nos lleva por donde vamos...
Como somos fuego y agua, igual incendiamos, como anegamos nuestro paisaje y los paisajes ajenos, sin darnos cuenta del cambio climático, porque de vivir, vivimos pegados a la idea personal...
Como todo nos seduce, ningún camino conduce a un lugar concreto y es una pena pasar de largo ante los paisajes...
La vida es: un juego en donde todos jugamos y tanto si ganamos o perdemos hemos de seguir jugando...
El amor es: un fuego que, a menudo lo convertimos en un juego de escaso valor...
En la existencia humana, el agua y el fuego nos dan la vida, si se dosifican bien...